Chiloé, en su condición de ínsula, se expresa en una riqueza cultural fuertemente territorializada, capaz de defenderse de las invasivas influencias foráneas. Merece la pena destacar una de las vigas que sostiene su andamiaje cultural: el poder omnipresente de la religión. En este sentido, sobresalen los cementerios chilotes como un ejemplo claro de simbiosis cultural religiosa que se manifiesta en una arquitectura mortuoria singular que enriquece al espacio y paisaje religioso de cada localidad.