En nuestro vivir nos sentimos y vivimos inmersos en un mundo de elementos, entes y procesos que tratamos como si existiesen con independencia de lo que hacemos al distinguirlos. Desde esta sensorialidad, como una creencia contenida en nuestra naturaleza, nos conducimos aceptando explícita o implícitamente que el acto de preguntar consiste en abrir o descubrir un mundo independiente. Ese modo de pensar no se puede fundamentar si de hecho entendemos y nos tomamos en serio ciertas constataciones de nuestro operar como seres humanos y seres vivos. Históricamente las teorías en torno a estos fenómenos (conocer) se basan en mayor o menor medida en la creencia, por una parte, que no existe una realidad sino que es una invención de la mente y/o cerebro y, por otra, que sí existe una realidad y esta es cognoscible en la medida que hacemos cosas para descubrirla. Este artículo intenta entender el suceder del preguntar sin caer en esta dualidad, apelando a ciertas abstracciones de nuestras coherencias como observadores.
Ramírez, S. (2015). Cómo surgen las preguntas. Cinta De Moebio. Revista De Epistemología De Ciencias Sociales, (54). Recuperado a partir de https://actascoloquiogiannini.uchile.cl/index.php/CDM/article/view/37814